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Reseña de "1984" de George Orwell

Foto del escritor: Luis MontielLuis Montiel


Primero quiero expresarles mis disculpas, se que estuve dos semanas ausente, no era mi intención, pero el libro que había escogido para reseñarles no terminó de atraparme y se me hizo más una obligación que un placer realizar aquella lectura, por ello terminé abandonándola; sí, en un principio me sentí culpable por abandonar esa lectura, pero seguí el consejo del maestro Borges: “La literatura no debe ser obligatoria. Siempre les aconsejé a mis estudiantes: si un libro los aburre, déjenlo, no lo lean porque es famoso, no lean un libro porque es moderno, no lean un libro porque es antiguo. Si un libro es tedioso para ustedes, déjenlo… ese libro no ha sido escrito para ustedes. La lectura debe ser una forma de la felicidad”

En segundo aspecto quiero desearles desde mi frio estudio, producto del clima, que hayan pasado una muy feliz navidad en los términos y condiciones que más placenteros resultaran para ustedes: Acompañados de sus seres queridos o solos; celebrando o conversando; bailando o cenando. Y a todos aquellos que estan pasando por un momento difícil que les impida disfrutar estas fechas como a la mayoría les envío pronta resignación en caso de las perdidas y fortaleza en caso de las adversidades, en verdad espero puedan salir de la complejidad que los aqueja.

Explicados estos dos puntos podemos entrar de lleno al tema que nos convoca: La reseña de 1984 del maestro George Orwell, la lectura que terminé realizando tras abandonar aquella que no me atrapó del todo. La verdad no me arrepiento de haber tomado esa decisión, ya habrá tiempo para leer aquella obra en otras circunstancias. Además, 1984 terminó transformándose en uno de mis libros favoritos de este año. Fue una lectura que realicé con mucho placer y satisfacción. Se trata de esas lecturas que cuando vas a la cama a descansar estás ansioso de que llegue el nuevo día para poder continuarla.

Pero bueno, empecemos por el principio. 1984 es una obra clásica que todo aquel que se sienta fascinado por el mundo de la lectura debe disfrutar por lo menos una vez en su vida, la cual fue escrita por el novelista Eric Arthur Blair (Verdadero nombre de George Orwell), quien nació en la India Británica en el año de 1903 y falleció en 1950 en Londres. Orwell fue un excelente escritor que no solo se la pasaba enfrente del escritorio, sino que participó en diferentes momentos importantes del Turbulento S. XX como la Guerra Civil Española, donde fue participe del combate desde el bando republicano.

Sin embargo, por lo que es más recordado es por escribir dos excelsas obras que han perdurado hasta nuestros días y que perdurarán tras nuestra muerte. Hablo de 1984, libro que tengo la oportunidad de reseñar ahora y Rebelión en la granja, libro que en estos momentos estoy leyendo y espero poderles reseñar la siguiente semana. Orwell era un vertiginoso escritor que por más ocupaciones que tuviera siempre hallaba el tiempo para poder dar rienda suelta a su pluma. No solamente escribió novelas, también una cantidad numerosa de ensayos, sin embargo, estas dos obras ya mencionadas son consideradas por muchos las joyas de la corona en cuento a la escritura de Orwell.

Es interesante, George Orwell siempre se dijo de izquierdas, sin embargo, sus dos más grandes obras son una dura crítica a la izquierda dominante del S. XX, específicamente a la URSS, tanto de como terminó su proceso revolucionario, así como el estado totalitario instaurado tras la muerte de Lenin y dirigido por Stalin. No obstante, no por eso se debe creer que Orwell mentía al decir que estaba con la izquierda. Su posición política era verificable gracias a su pertenencia a grupos socialistas y haber participado en la Guerra Civil Española en el bando republicano. Su crítica podría considerarse entonces como una vertida desde adentro.

La siguiente semana podremos hablar más de Rebelión en la Granja, pero ahora concentrémonos en 1984. La obra de Orwell tiene como protagonista a Winston Smith, miembro de lo que se conoce como el partido exterior, el cual vive en Londres, Oceanía. Cualquiera que sepa algo de Geografía se sentirá confundido, pues Londres no queda en el continente Oceánico, sin embargo, la Obra de Orwell se desarrolla en un mundo donde tras las guerras de mediados del S. XX, las naciones se unieron creando únicamente tres mega potencias entre las que el mundo está repartido: Oceanía, Eurasia y Estasia. A continuación, les dejare un mapa para su mayor comprensión.



Es en el Londres perteneciente a Oceanía en donde se desarrolla la historia de la novela. Esta mega-potencia es regida por El Partido, el cual profesa la ideología del Socing (Socialismo Inglés) y tiene por líder al Hermano Mayor. El modo de vida dentro de este sistema es paupérrimo y decadente. El partido es muy estricto con lo que deja hacer y no hacer a sus habitantes. Los vigila las 24 horas y los 7 días de la semana por medio de micrófonos ocultos y de las videopantallas establecidas en lugares públicos y en cada una de las casas de los miembros del partido, tanto interior, como exterior.

¿Cuáles son las diferencias entre los miembros del partido? Esencialmente que unos tienen más privilegios que otros. Dentro de la novela hay una escena donde Winston visita a un miembro del partido interior junto con un acompañante, y este, al querer mantener la reunión en secreto apaga la telepantalla que los vigilaba, quien acompaña a Winston emite entre quejidos la frase “¡No puedes apagarla!”, a lo que el miembro del partido interior responde: “Sí, tenemos ese privilegio”. Efectivamente, los miembros del partido interior podían tener apagada la telepantalla máximo media hora. Esto lo menciono solo para ejemplificar uno de los tantos privilegios que los miembros del partido interior tenían por sobre los del exterior.

Ahora, no toda la sociedad se dividía entre miembros del partido, también estaban quienes no pertenecían a este, estos eran los proles, quienes eran mayoría pero vivían en el mundo de mentiras creado por el partido y manipulados por este, ignorando terriblemente lo que sucedía más allá de sus narices y siendo despreciados por los miembros del partido a pesar de decir que cuidaban de ellos.

Para entender un poco más de la vida de los miembros del partido externo, tenemos a Winston, quien, como ya había mencionado, pertenece a este. Winston trabaja en el Ministerio de la Verdad, uno de los tres ministerios, junto con el Ministerio del Amor y el Ministerio de la Abundancia, en que se realizan las tareas del partido desde el poder para el control de la sociedad. El trabajo de Winston en el Ministerio de la Verdad era rescribir la historia. Así es, Winston se encargaba de corregir publicaciones (como las de la revista Times) para hacer encajar el pasado con el presente. Permítanme ejemplificarlo citando una parte de la novela:


En el times del 19 de diciembre se habían publicado las previsiones oficiales de la producción de distintos artículos de consumo en el cuarto trimestre de 1983, que era también el sexto trimestre del Noveno Plan Trienal. El ejemplar de hoy incluía los resultados reales, que demostraban que las previsiones estaban totalmente equivocadas. El trabajo de Winston consistía en rectificar las cifras originales para que coincidieran con las otras. (Orwell, 2022, p. 49)


Tras realizar las correcciones a la revista, se imprimían diversos números de esta versión corregida y se sustituían los números viejos que eran destruidos, eliminando así cualquier rastro de que hubiera existido una posible modificación. En otras palabras, el partido modificaba el pasado, la memoria y lo transformaba a su conveniencia.

Regresando al punto principal, Winston es un hombre que no esta muy contento con la vida que le tocó vivir dentro del sistema, tiene un pasado que constantemente lo atormenta, se siente presionado por la constante vigilancia de las telepantallas y, en general, por todo el sistema que lo obliga a trabajar, dormir, aprender la doctrina del partido y comer las poco apetecibles comidas que se les brindaban a los miembros del partido.

Un día, tras salir del trabajo, Winston, cansado, decidió no regresar a casa, sino, seguir caminando hasta alejarse de las calles acostumbradas y llegando hasta el barrio de los proles, específicamente llegó a una tienda donde un anciano vendía objetos de segunda mano, ahí compró una libreta. Lo que había hecho era impensable, había quebrado numerosas reglas solo por haber hecho eso, sin embargo, no fue lo único. Ya en casa, Winston logó posicionarse en su departamento de tal forma que la telepantalla no lo observara y ahí empezó a escribir lo que se le venía a la cabeza. Entre todo lo que escribió, llenó una pagina de la frase “ODIO AL HERMANO MAYOR”. Haber hecho eso le supondría un castigo mayúsculo, pero era una liberación, Winston había plasmado en esas páginas lo que en verdad sentía.

Sentarse frente a su nuevo diario para escribir se le había vuelto costumbre a Winston, y ese tiempo de reflexión consigo mismo para escribir en la libreta le provocaba pensar, algo que no le gustaba del todo al partido, pues este pensamiento le desataba vagos recuerdos, preguntas, cuestiones de cómo era Londres antes de la instauración del partido, antes de la revolución. ¿En verdad se trataba de una Londres miserable dirigida por los capitalistas?

Sumada a estas cuestiones, se añadió la especial atención que Winston le puso a una mujer de cabello moreno durante los 2 minutos de odio, un espacio del día en el que, por dos minutos seguidos, la telepantalla mostraba la imagen de Emmanuel Goldstein, un ex líder del partido que despues fue acusado de traición, por lo que huyó, y que, según los murmullos, había creado desde el anonimato de su localización, una sociedad llamada La Hermandad, que tenía como objetivo acabar con el partido.

Durante los dos minutos en los que el rostro del traidor se mostraba en la telepantalla, los trabajadores del departamento, y todos en general, gritaban, señalaban y proferían insultos de todo tipo en contra del retrato. Así el partido mantenía la lealtad, el odio al enemigo y desahogaba la frustración de los habitantes de Oceanía de manera controlada.

Durante esos dos minutos aquella mujer de cabello moreno llamó su atención, no en el buen sentido. Winston la odiaba, él creía que se trataba de una espía, una miembro de la policía del pensamiento que pensaba denunciar a quien sea a la mínima muestra de no seguir la ortodoxia que profería el partido. En realidad, la mujer tenía toda la apariencia de ser la típica mujer totalmente ortodoxa y ciega seguidora de los ideales del partido.

No obstante, un día ambos se cruzarían por el pasillo. La mujer de cabello moreno llevaba un cabestrillo en uno de sus brazos, y al momento de realizar un mal paso caería de bruces haciéndose daño en el brazo lastimado. Por pura empatía Winston la ayudaría a levantarse dándole la mano y preguntándole si estaba bien, momento que la mujer aprovecharía para deslizarle de forma discreta una pequeña hoja por su mano. Tras responderle que estaba bien, cada quien siguió su camino.

Winston, teniendo cuidado de que ninguna telepantalla lo viera, haciendo uso de calculados movimientos, logró leer la nota en su cubículo de trabajo, esta decía: “Te quiero”. Winston se mostró confundido a sobremanera. Las relaciones afectivas no eran bien vistas por el partido y únicamente las toleraban siembre y cuando fuera un matrimonio para engendrar más hijos para el régimen, pero no creían necesario el placer y afecto dentro de la relación de los miembros del partido. En realidad, dentro de las tantas instituciones de apoyo al partido existía la Liga Juvenil Antisexo, la cual adiestraba a las jóvenes a ser célibes y a instaurar el embarazo únicamente por medio de inseminación artificial para así evitar completamente que se llevaran a cabo relaciones sexuales.

Por lo que entregarle una hoja con esa especial palabra a Winston significaba correr un peligro máximo a los ojos del partido, y a su vez cambiaba totalmente su perspectiva de la chica de cabello moreno, que de un momento a otro había pasado de ser odiada por él, a sentir un posible afecto.

Winston buscara la oportunidad para reunirse con ella para saber específicamente que piensa, librándose claro de la vigilancia de la telepantalla y de los micrófonos escondidos, esto lo introducirá en un camino sin retorno y en una aventura que le llevará a conocer aun más de lleno y en carne propia las atrocidades que realiza el partido y sus oscuras intenciones en donde la mentira se mezcla de lleno con la verdad logrando la imposibilidad de distinguirlas, o por el contrario, de distinguirlas totalmente, pero de aceptarlas ambas, por más contradictorio que sea.

Al ser esta una novela, no me pudo tomar el atrevimiento de contarles más (como lo hice en los anteriores libros de corte académico) y así arruinarles la experiencia única de vivir ustedes mismos la aventura mediante las letras que nos presenta 1984, es por ello que no hablaré más del desarrollo de la historia en lo que queda de la reseña esperando que cuando ustedes lean la historia y vayan topándose con su desarrollo y final se impresionen y disfruten tanto como yo.

No quiero extenderme más. Así que solo hablaré sobre la crítica realizada por Orwell desde la ficción hacia la realidad. Es obvio que Orwell hace uso de un futuro distopico (recordemos que la obra fue escrita en 1948) para lanzar una crítica a los estados totalitarios, pero específicamente (y aunque en su obra también menciona a los nazis) se refiere a la URSS, específicamente la URSS de Stalin, el cual, por cierto, como se puede concluir despues de que se describan las características del rostro del Hermano Mayor, también aparece como líder del partido que rige Oceanía, o bueno, para ser específicos: El hermano Mayor está inspirado en Stalin. De la misma forma, también el personaje de Emmanuel Goldstein esta obviamente basado en León Trotsky.

La censura, el control de los medios, la destrucción de evidencia y la modificación del pasado y la realidad también son situaciones que Orwell crítica porque desde su percepción estas situaciones también se daban en la Unión Soviética o inclusive en el Reino Unido aliado de la URSS desde finales de la SGM y que por consecuente los ingleses se negaban a criticar.

Para concluir de lleno, la novela es maravillosa por dos aspectos, el primero, por su crítica a la realidad y por la advertencia de un futuro como 1984 producto de dar continuidad a sistemas como la URSS de Stalin, y en segundo aspecto por su maravillosa historia, independientemente de la situación en la que se da la historia, Winston es un personaje bien construido que te causa curiosidad, empatía e interés. Sigues su travesía en la cual es imposible no vislumbrar unos tintes de poesía y humanismo que le otorgan un poco de romanísimo a la novela. Es un placer apreciar el arte que expresa Orwell en escenas tan sencillas como el canto de un ave o una mujer tendiendo ropa, pero que debido al contexto y el adecuado uso de las palabras que realiza George reviste de genialidad y de belleza.

Sin más que decir, invitaría a todos a que leyeran esta magnifica obra de Orwell, se trata de una parada obligada. A su vez, aprovecho para desearles un feliz año nuevo, ya que la siguiente ves que nos leamos por texto será el 2 de enero de 2023, así que disfruten este fin de año y esperemos que este 2023 traiga nuevos éxitos y glorias a cada uno de los que leen este texto. Gracias por su tiempo.


Bibliografía

Orwell, G. (2022). 1984. CDMX: DEBOLS!LLO.

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