Debemos agradecer a Sigmund Freud el haber acuñado el término “Síndrome de Edipo”, pues nos ha permitido conocer la tragedia del rey Edipo aun sin haber leído la obra de Sófocles. Al menos, ese era mi caso hasta que decidí comenzar este 2025 con dicha lectura. Quiero agradecer de antemano a Ricardo Carrión, un gran creador de contenido sobre libros, quien, a través de un post en Twitter (X), compartió con sus seguidores una lista de 47 libros cortos (de menos de 200 páginas) para leer en este año 25 del siglo XXI. De entre ellos, elegí la obra de Sófocles para iniciar.
La versión de Penguin Random House comienza con un estudio introductorio firmado por Luis Gil, quien explica el origen de la obra, ofrece información sobre su autor, analiza su importancia e interpretaciones, y presenta un resumen. Lamentablemente, dicho resumen contenía algunos spoilers. Como mencioné antes, conocía la tragedia de Edipo, pero solo en términos generales, ignorando detalles importantes que, de no haberlos conocido antes gracias a Luis Gil, sin duda me habrían sorprendido al leer la obra.
Superada la introducción, comencé con la lectura de la tragedia de Sófocles, que data aproximadamente del siglo IV a. C. La obra se desarrolla de manera ágil y digerible. Su argumento es fascinante: Edipo, rey de Tebas, enfrenta una peste que amenaza su ciudad. La única forma de detenerla es encontrar y desterrar al asesino de Layo, el anterior monarca del reino, quien había sido esposo de Yocasta, ahora esposa de Edipo. En su investigación, Edipo descubre que Yocasta y Layo habían desterrado a su hijo recién nacido por temor a una nefasta profecía: que el hijo mataría a su padre.
A medida que avanza la investigación, Edipo se enfrenta a la terrible verdad que ya le había revelado el oráculo Tiresias, pero que él se negaba a creer: él es, en realidad, el hijo desterrado de Layo y Yocasta. Fue criado por Pólibo y Mérope, reyes de Corinto, hasta que, tras una discusión con un hombre borracho, se le acusó de ser un bastardo. Edipo consultó al oráculo de Delfos sobre su linaje, pero, en lugar de obtener respuestas, recibió una horrenda predicción: algún día mataría a su padre y se casaría con su madre.
Intentando escapar de esta tragedia, Edipo se desterró a sí mismo. En el camino, tuvo un altercado con un hombre a quien terminó asesinando; ese hombre resultó ser Layo. Posteriormente, Edipo llegó a Tebas, que estaba siendo asediada por una esfinge cuya derrota dependía de responder correctamente su enigma. Edipo logró resolverlo y, como recompensa, se le ofreció la mano de Yocasta, hermana del regente interino del reino, Creonte.
Al descubrir la horrible verdad sobre el parricidio y la relación incestuosa que mantenía, Edipo se arrancó los ojos, quedando ciego, mientras que Yocasta se suicidó. Finalmente, Creonte asumió el trono, ignorando los ruegos de Edipo por ser desterrado, y poniendo fin a la tragedia.
El libro de Penguin Random House concluye con un artículo titulado “Los riesgos de saber”, de Jordi Balló y Xavier Pérez. En él, los autores destacan puntos importantes de la obra y su influencia en el teatro y el cine, mencionando películas como El sexto sentido o Star Wars: Episodio VI, que incorporan elementos edipianos en sus tramas.
La obra me pareció fascinante. Los momentos que menos disfruté fueron las apariciones del coro, ya que, aunque comprendo su función de dar énfasis a los acontecimientos recientes, a veces me parecía que interrumpían el flujo de la trama, como si fueran "comerciales en medio de la película". Aparte de esto, considero que toda la obra es una historia cautivadora con un final trágico que invita a reflexionar sobre temas como el destino, el error y el poder.
Para cerrar esta reseña, me gustaría invitar a reflexionar sobre un aspecto curioso: las tragedias de la obra suceden precisamente porque sus protagonistas intentan huir de su destino profético. Es como si la misma profecía los condenara al intentar evitarla. Layo destierra a su hijo por temor a ser asesinado por él, lo que provoca que, en el futuro, su hijo lo desconozca y termine matándolo. Edipo huye de Corinto para evitar asesinar a quien cree que es su padre, lo que provoca su encuentro con Layo y, en última instancia, su asesinato.
Si bien el debate en torno a la obra parece centrarse en el inevitable destino, para mí trata de algo completamente diferente: la posibilidad de cambiarlo, siempre y cuando se sigan los planes personales lejos de influencias externas. Las predicciones de los oráculos, más que advertencias de un destino ineludible, son, a mi parecer, una provocación. Estas profecías se cumplen únicamente cuando se intenta esquivarlas, alterando los planes originales. Por el contrario, si no se hubieran realizado esas modificaciones y quienes fueron advertidos hubieran permanecido fieles a sus caminos originales, la historia podría haber sido distinta. Sé que este punto de vista es debatible, pero es con el que me quedo.
En fin, recomiendo ampliamente leer Edipo Rey de Sófocles si desean adentrarse en una historia de amor, traición, heroísmo, desdicha y tragedia.
Comments