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El periodismo y sus desdenes a la realidad: ¿Libertad de expresión o abuso?

Foto del escritor: Luis MontielLuis Montiel

Actualizado: 1 abr 2022


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“Para serte franco, un periodista gana más dinero por lo que se calla que por hacer alharaca. En este negocio no solo vendemos información y espacios publicitarios: por encima de todo vendemos silencio”[1] Este es un fragmento extraído del libro El vendedor de silencio escrito por Enrique Serna, se trata de una novela histórica, en la cual, el dialogo anteriormente citado se le es atribuido a Rodrigo de Llano, dos veces director del diario Excélsior, mientras habla con el periodista Carlos Denegri.


Permítanme ponerlos en contexto, la novela histórica de la cual les hablo tiene como protagonista al periodista anteriormente mencionado, Carlos Denegri, y Enrique Serna, en las páginas de su novela, nos narra la vida de este personaje, el cual siempre llevo una vida polémica rosándose con los personajes más importantes de la política mexicana de mediados del siglo XX.


En esta parte de la novela, Denegri realiza un reportaje sobre la corrupción escondida que hay en el gobierno de Maximino Ávila Camacho, entonces gobernador de Puebla, en este reportaje, acusa abiertamente, con nombres y cifras, los abusos de Camacho en el poder, dicho reportaje fue realizado para ser publicado en el periódico Excélsior, sin embargo este nunca apareció en el periódico del día siguiente, situación que llevo a Denegri a expresarle su molestia, por el rechazo de su artículo, al entonces director del diario, Roberto de Llano.


Sin embargo, este último le explica a Denegri que no se puede tomar el descaro de atacar a uno de los mayores inversores del periódico y al que posiblemente será el próximo candidato presidencial. A pesar del regaño inicial, De Llano le regala mil pesos a Denegri en compensación, más tarde Carlos se enteraría que esos mil pesos eran parte una "mordida" que Maximino le tuvo que dar a De Llano para no publicar el reportaje.


Si bien, Denegri no había sido del todo un pan de Dios, es a partir de ese momento, de su primer encuentro cara a cara con la corrupción, que decide adoptar dicha corrupción como su mantra de vida, y aprovecharse de la misma para poder sacar sus jugosos gastos. Escogí hablar de este tema gracias al amarillismo que la prensa “libre e informativa” ha denotado manejar en las últimas ocasiones.


Con esto quiero hacer una referencia directa al caso de Ingrid Escamilla y el amarillismo con el que lucraron los periódicos de La Prensa y ¡Ándale! Al exhibir en las primeras páginas de sus periódicos, fotos sumamente sensibles, producto del desbalance mental de Erik Francisco, y que profanaban el cuerpo de la víctima, llamando al morbo del pueblo.


Es verdad que ambos periódicos son de prensa libre, y que quienes escriben en sus páginas tienen el derecho a expresar su opinión, sin embargo, ese fue un derecho por el que vastos reporteros tuvieron que pagar con su vida, en la propia obra de Enrique Serna se habla de Julio Scherer García, un periodista que, entre los demás próceres de la escritura informativa, causaba incomodidad por sus reportajes tan críticos a un gobierno que la prensa estaba obligada a proteger.


Más tarde Scherer se vería obligado a salir del periódico Excélsior, y a crear el semanario Proceso por el rumbo que el primero estaría tomando, llevándole esta decisión a recibir amenazas del propio ex presidente Luis Echeverria. Esto, por nombrar uno de los tantos casos donde la prensa libre se vio pisoteada por la incomodidad de las élites.


¿Pero a donde quiero llegar con todo esto? Bien, proseguiré a concluir mi idea. Deseo hacer énfasis en lo mucho que ha avanzado la libertad de expresión, a tal punto que, por ejemplo, un periódico en Córdoba puede dejar su página de portada en blanco en protesta por la poca atención que el presidente les da a los feminicidios, sin que este periódico sea incendiado al día siguiente, sin embargo, ¿hasta dónde llega esta libertad de expresión? Y ¿Por qué no es aprovechada por los diarios para realizar una crítica en vez de, ser usada para alentar el morbo en la población y mediante este, animarla a comprar su periódico?


La prensa libre de hoy en día necesita replantearse los beneficios que goza y el qué hace con ellos, pues si bien, no queremos regresar a los tiempos de los reporteros que hablaban bien del gobierno con tal de recibir un jugoso soborno, tampoco queremos llegar al extremo en el que el dinero sea el móvil de los periódicos, el cual les impulse a volver sus notas lo más amarillistas posibles para impulsar al lector a comprar su periódico, no por la calidad de sus reportajes, sino por el morbo que les ocasiona los titulares.


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  1. [1]Enrique Serna, El vendedor de silencio (Ciudad de México: Alfaguara, 2019), 193-194.

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