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Hace pocos días se publico el nuevo sencillo de la artista codiciada del momento, Danna Paola, quien ha estado volando alto desde su incursión en España, para después regresar a México como la nueva diva del espectáculo musical, que, por cierto, hace poco lleno las redes de comentarios y memes sobre su polémica en el programa de Tv Azteca, La Academia, sirviéndose así, muy independientemente de los comentarios positivos o negativos, de publicidad fácil.
Pues, guiándose de esta forma para llamar la atención, la dueña del exitoso tema Oye Pablo, incursiono nuevamente en la polémica con su nuevo sencillo Sodio, cuyo vídeo musical y letra, hacen erizar la piel de las vastas personas de pensamiento conservador que aun quedan en México, pues, se muestra la historia de una mujer que por azares del destino descubre que el hombre con el que esta pronto a contraer nupcias, es homosexual, y con dolor en el alma, lo deja, para que sea feliz con otro hombre al que él ama.
Tras ver y escuchar el vídeo musical, quede pasmado, pues para cualquier persona, independientemente de sus ideales conservadores o libertarios, era una sorpresa como se desarrollaba el vídeo. Tras superar la conmoción inicial, pasé a reflexionar sobre la evolución de la música y como esta se ha transformado con el pasar de los años, junto con una sociedad que ha permitido, cada vez más abiertamente, la propagación de temas que unas décadas atrás, habrían sido tildados de nauseabundos por la letra que los acompaña.
Y puede que el tema de Danna Paola no sea el mejor ejemplo sobre los temas modernos de los que hablo, pues si bien, toca un tema delicado, lo aborda con una letra sutil, a comparación de otros temas cuyos autores no tienen pelos en la lengua, sin embargo, por tratarse del más reciente éxito musical, juntando ya, al momento de escribir este artículo, cuatro millones y medio de reproducciones, he decidido tomarlo de ejemplo en esta comparación.
En el año de 1982, se publicaba el doble sencillo de José Luis Perales, en el cual se encontrarían los temas ¿Y cómo es él? y ¿Qué pasará mañana?, volviéndose el primero de estos, uno de los temas más famosos que daría al mundo el Sr. Perales. En esta canción, se habla de un hombre que enterado de que su mujer le deja por un nuevo amor, le reprocha el despecho que tiene, sin embargo, no la detiene, e incluso la impulsa a sonreír, para que su nuevo amor “no sospeche que has llorado”.
Se trata de un tema que haría escuelita, publicado en un México que ya se fue, uno de hace 38 años, gobernado en aquel entonces por Miguel de la Madrid, en donde el cine estrenaba películas como El Chanfle 2, El ratero de vecindad y Bajo la metralla, en donde, el mundo de la literatura presenciaba a Octavio Paz obtener el Premio Internacional Neustadt de Literatura y en un campo musical donde artistas como Juan Gabriel, José José Luis Miguel y Lupita D´Alessio llevaban la batuta.
Un México que aún era conservador, sumido en crisis económica dejada por el ex presidente José López Portillo, y que, en el mundo del espectáculo, las elites estaban acostumbradas a las baladas y boleros que seguían la misma línea romántica. En aquel ayer, hubiera sido imposible que algún escritor se hubiese podido escribir un tema como el de Danna Paola y recibir una aceptación como la que esta teniendo.
Es con esto con lo que quiero responder la pregunta del título, ¿Cómo llegamos a esto? ¿Cómo llegamos a que, en una situación como el desengaño sentimental, se empiece a hablar de “mi mujer me está dejando por otro hombre” a “mi hombre, me está dejando por otro hombre”? La respuesta es fácil, evolucionando, cambiando, transformándonos, puesto que vivimos en una sociedad cambiante, en donde la voz del pueblo se escucha cada vez más, en donde la libertad se empieza a hacer presente con más fuerza cada día, donde alguien puede ser abiertamente homosexual sin ser linchado, en donde, en varios estados, inclusive puedes contraer nupcias con tu pareja del mismo sexo.
Vivimos unos tiempos diferentes, no en el México conservador de años pasados, si no, en un México que se abre paso a una sociedad que se acepte entre sus distintos miembros. Es verdad, aun falta un largo camino por recorrer, siguen existiendo sucesos realmente lamentables en el día a día, sin embargo, se esta realizando la lucha por el cambio, una transición, que esperemos logre perpetuarse y se mantenga inmóvil, una transformación que de como resultado, la libertad de expresión, donde los ambientalistas no mueran por proteger a la mariposa monarca, donde las mujeres puedan caminar en paz por las calles, y más importante, donde las personas se puedan expresar libremente, sin recibir una bala como recompensa.
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